dimarts, 25 d’agost del 2009

La historia de mi vida en tal vez.

Nací para los días de lluvia, nunca me gustó el sol. Nací para el frío de otoño, el verano nunca fue para mí. Tal vez sea porque nací en un frío día lluvioso de otoño y por eso no me gusta el calor ni la multitud del verano, tampoco los días de sol. Tal vez también sea por eso que me gustan las calles vacías, el sonido de la lluvia contra el suelo, el olor a hojas mojadas y el aroma de madera húmeda. Tal vez sea por eso que no me gusta la gente, que no me consideran normal, tal vez ni decente. Tal vez nacer de noche ha influenciado en mi tendencia por la vida nocturna o a la comodidad del silencio de la noche, además de mi afán por maullar como los gatos del vecino que vivían más de noche que de día. Duermo hecha un ovillo, como si tuviese que alcanzarme el frío invernal en pleno agosto o algo que proteger en mis entrañas. Antes dije que maullaba como los gatos del vecino, quizá me parezca a ellos, que les gusta la noche y disgusta la gente, adoran la independencia y no necesitan ayuda para nada. Apuesto lo que sea que si ahora maullo me saldrán bigotes, ¡y hasta ronroneo de felicidad! Tal vez porque nací un 28 de octubre y soy escorpio, mi segundo padre me llevó de excursión para levantar una piedra que ocultaba algunos invertebrados de cola arqueada y aguja venenosa. Quizá esta aversión creada hacia los escorpiones provocó automáticamente un odio irracional hacia el signo del zodíaco chino de 1989, la serpiente. Cambié mucho de escuela, por eso no tengo amigos de infancia ni he conservado ninguno mucho tiempo. Ahora me aferro a ellos como si mi vida fuera en ello. Siempre quise una explicación por mi amor al arte, especialmente cuando debo exprimirlo. Tal vez un padre fotógrafo y una tía dibujante tengan algo que ver, tal vez todo sea por cuestión de genes y astros. Aunque, también, tal vez, nada de esto tenga importancia. Y, una vez más, me desentiendo de las explicaciones y porqués en mi vida.

Aquello que haces, aquello que hago

Que vives, que das, que tomas, que ganas, que pierdes, que esperas, que quieres, que amas, que buscas, que confudes e infundes temor. Eso me dices, eso me dicen, y qué más me da. Yo te vivo en las nubes, te doy alas para venirte conmigo, te tomo la palabra, te gano la partida, me pierdo en tu mirada, te espero en cualquier estación, te quiero besar, te amo en futuras cifras infinitas, te busco rincones donde soñar, me confundes con felicidad y me infundes temor de no empezar. Inventaré caminos paralelos donde todo vaya bien, buscaré senderos donde perdernos otra vez, encontraré los frenos por si quieres bajar en la almohada, dormiré en tus ojos esperando el amanecer y te haré volar entre nubes de colores dibujadas con los dedos. Y si no lo quieres para mañana dímelo, y si no me quieres con el tiempo dímelo, recuérdame que no son buenos tiempos para los soñadores y volaré todo este mundo creado expresamente para ti.

Amor de sueños

Das vida, das muerte, sin querer siembras tu encanto en rincones recónditos de corazón. Y así surge, así surge el amor. Amor falso, amor verdadero, amor de juguete, amor de carne y hueso, amor dulce, amor amargo, sea cual sea todos empiezan del mismo modo: amor. No esperas nada, no sabes nada, me observas con naturalidad y yo te deseo con desespero, te deseo con esperanza y desesperanza por igual, equivalencia fatal. ¿Qué hago? ¿Qué busco? ¿Qué pretendo? ¿Qué espero? Te amo sin palabras, te amo sin tacto ni labia. Enmudezco, me ciego, quedo maniatada y espero, aguardo a la nada, hasta que me llegas entre mares faltos de fe. Y me besas, y te beso, me tocas y me abrazas, me besas y me amas, y sé que no es verdad, pronto acabará, pero hasta estonces prefiero soñar más.

Te miro

Te miro a tus espaldas, te miro de reojo, te miro de lado, te miro con disimulo, te miro de frente, te miro directamente... sea como sea, te miro, y me gusta mirarte, y admirarte y también soñarte, imaginarte a mi manera, proyectarte hacia mi mundo, iniciarte en la carrera de obstáculos del amor, del desamor, del odio y del nuevo encuentro. Te vuelvo a mirar: eres puro sentimiento encerrado en tu jaula de cristal, y piensas y no sientes, y sientes pero no lo piensas, y quieres pero no lo aceptas. Buscas y rebuscas mil excusas, y das las más absurdas. Y te miro, otra vez te miro, y sigue gustándome mirarte. Esta vez me miras tú, y no dices nada, y me sonríes y te miro, sí, aún te miro, y te sonrío, y te siento más cerca que lejos, y hasta te vivo sin que lo sepas. Arriba y abajo, miradas y manos, señales involuntarias, cariño prisionero, encanto encerrado, sentimientos en una montaña rusa, o mejor una noria que da vueltas y más vueltas como tú. Hoy te invito en mis sueños, pero mañana pagas tú la cuenta del soñador que te buscó. Te miro y te busco, te busco y te miro, soy el soñador que te buscó.

Pasión


Con la pasión me disfrazo y hasta cambio el mundo por tus manos. Con la pasión pinto el mundo y cambio de color. La pasión da vida, placer, satisfacción y yo le doy un toque con más amor. Las manos, los labios, la mirada entrecruzada, los dedos enredados, los nudos en las manos... sí, las manos. Tu mundo, el mío, uniendo senderos. Tu sexo, mi sexo, la vida en los cuerpos. Tus labios, los míos, dibujando los besos. Pureza en pasión, claro en amor. Los ojos describiendo líneas sobre la piel, las manos descubriendo rincones escondidos en tu cuerpo. Me tienes prohibido el juego, y así es cuando más lo quiero. Con la ropa que vuela, los ojos que buscan, las manos que rebuscan, los dedos que encuentran y los labios que callan en gemidos entrecortados.

Pasión, deseo, sexo, ¿amor?

dilluns, 24 d’agost del 2009

Toma.


Pluma y papel en mano. No te veo. Pero te dibujo, te escribo y describo, te tacho, te emborrono, y otra vez vuelta a empezar. Te pinto los ojos, del color que yo quisiera ver otra vez en tu rostro. Te pinto los labios, con un ligero tono rosado. Te pinto las manos, hasta los dedos y la nariz. Te sigo dibujando, y pintando, y escribiendo, y describiendo, otro ciclo sin fin. Ahora me limito a imaginarte, en mi mente, con ropa, sin ropa... mejor con ropa, reservando el desnudo para el nunca jamás. Cambio el imaginarte por pensarte, ¿cómo debía ser tu voz? Sí, lo que más recuerdo tal vez sea la voz, más grave más aguda, la voz. Y si te describo, con la piel fina, te idealizaré hacia los demás, te proyectaré hacia adelante o te encontraré en cualquier parte. Y sabiendo que siempre habrán solo unos, tal vez besaré todos los labios probando que solo existen los tuyos. Y miraré todos los ojos demostrando que al final sólo quiero ver los que me miran con tu rostro. Incluso buscaré todas las pieles hasta probar que quiero llegar únicamente a la tuya. Y las manos. Y el olor. Y la brisa. Y el ambiente. Y la vida. Y el camino. Y el futuro. Son todos tuyos. Tómalos.

dimecres, 19 d’agost del 2009

Algo nuevo

Por fin creo haber conocido a alguien que merece la pena. Tal vez te haya encontrado, y no sé qué pensar. Qué será de mí cuando te diga que...

Sentí fuegos artificiales en mi interior.

Desencuentros

Cumplo condena de olvido de unos labios que no quiero olvidar. A ciegas mi condena por esos ojos que quiero mirar. Que son un sueño hecho realidad esas manos que ya no quieren recordar mi piel, que son fruto de pesadillas los recuerdos que me asaltan por las noches cada vez que recuerdo tu mirada. Y así sigo, cumpliendo sentencia de olvido y mal de desamor.

No me regalen, ustedes ni nadie, más desencuentros, por favor.

Más de lo mismo

Hay tanto idiota ahí fuera, por hoy se acabó el salir a buscar alguien diferente. Que siempre es todo más de lo mismo y guste o no toca aceptarlo: nunca sales del bucle. Sé que este bucle nos puede matar, sé que nos va a salvar y a matar. E intentaré... huir, como siempre a cualquier otra parte. Sé que el bucle siempre, siempre estará conmigo. Sí, siempre. Y es que no importa como lo mires: siempre es más de lo mismo.

Hacia cualquier otra parte

No hay pena para los asesinos de sentimientos, no hay pena por matar un corazón ni destruir la ilusión, que siempre es falsa. Sólo hay una asesina de esas en mi vida y nunca vas a serlo tú. Ni tú ni nadie podrá hacerme sentir aquello, ni una sola vez más. No hay lugar tampoco para huír cuando hay miedo, de ese que se tiene los días rojos, ni para los corazones rotos ni los mares de lágrimas. No hay lugar para nadie que quiera cerrar su corazón por derribo, ni para aquellos que no logren una guerra en su sofá. Pero siempre puedo correr a cualquier otra parte, allí donde están los sueños por cumplir, allí donde hay más como yo, allí donde el llanto sea ilegal. Y que sepas que a cualquier otra parte voy a sonreír sin esperarte jamás.

Mi amor es digno de loqueros

Malditas sean las noches que no pasé contigo, acompañada de mi hada. Malditas sean las noches que no pasé en el cielo buscándote entre las nubes de sábanas que cubrían la cama. Dónde estaba esa almohada humana y su calidez. Podrían matar hoy la soledad y darte un poco de felicidad de esa que nunca quisiste buscar y que, cuando tal vez encontraste, no quisiste ver. Esa noche que envolvió mi cordura de locura quizás no volverá... y dime tú, dime tú qué harás.

No tengo ya fuerza

No tengo ya fuerza para escribirte los versos más tristes, tampoco los más felices, sólo queda la esperanza de aquel día en que viniste a robarme cuatro mil cosas del corazón. Abriste las puertas violentamente y cuando me di cuenta todo terminó, tú ya no estabas ahí y aquel nervioso latido que siempre me acompañaba se desvaneció para siempre. Desde entonces no he vuelto a vivir como antes, a partir de aquel momento comencé a odiar el silencio de miradas.

Soñé que...

Hay un sueño que no terminé, hoy lo he vuelto a tener. Soñé, no sé porqué, que eras mi amante favorita en cada baile y mi droga incansable en cada fiesta. Adicta a ti, sin remedio, me pregunto cómo salir de ti si nunca estuve dentro. ¿Es rídiculo fantasear sobre alguien que has visto apenas dos veces? Sí, tal vez. Así que, sin más dilación, me voy por donde he venido y se acabó.

Ellos siempre mienten

Sácame de aquí, con tus manos de nieve. Sácame de aquí, con una mirada de tus ojos de cristal y tu voz al susurrar. Sólo te pido que vengas a buscarme, ni tus labios te suplico en este instante, sólo sálvame de esta ciudad que regala angustia. Y aunque te lo suplique de rodillas, aunque me arrastre por ti, nunca me des una oportunidad para volver a ti. Y aunque te ame, como dijo Bécquer, absorta y de rodillas como se adora a dios ante su altar, no me des una oportunidad. Aunque te digan: como yo te he querido, desengáñate, así no te querrán... no les creas, ellos siempre mienten, y yo también.

Hasta nunca

Alguien dijo alguna vez que ser valiente no solo cuestión de suerte. Tarde, pero le doy la razón. Y quién necesita verte para ser mejor. Siempre soy yo: contigo, sin ti. Que baje el telón y termine la función sin importar el papel que tenga en la representación. Que tu secundario es mi protagonista más fuerte, con un superyo grabado en la mente. Y si suda mi frente no es por el esfuerzo para olvidarte sinó por mi afición a dejar de soñarte. Y ahora, piénsalo bien y grita... ¡hasta nunca!

Todo termina hoy

Y es que todo termina hoy, aquí. Acaba en este mismo instante. Pongo punto final a la historia sin verdad ni mentira, cuento ambiguo de vida. Sí, aquí termina, en el mismo momento que comenzó. El círculo infinito, el pez que se muerde la cola. Siempre vuelta a empezar. Bienvenido a mi cuento sin sentido, aquél que se escribe solo en la locura, el que cuando comienza termina y comienza al terminar.

La historia de mi vida

A veces todo resulta muy raro, extraño y, tal vez, increíblemente curioso. Podría reir, pero me dedico a temblar; podría llorar, pero me dedico a sonreír. Ven a buscarme para que te cuente la historia de mi vida, una vida que no es de verdad, una vida que es un cuento chino, un cuento de hadas, una novela de enredo, o todo y nada a la vez.

Más allá

Voy a darle al mundo mil colores, mil patadas para que calle al pesar y mil besos al amor para que me quiera más. Que no importa si ya no estás, que siempre hay vida detrás. Más allá, más allá voy a gritar, más allá de allí donde solíamos gritar.

Hoy toca ser feliz

No quedan besos por aquí y tantas lágrimas no saben donde ir. Quisiera decir tantas cosas que no se atreven a escapar de mis labios y cenarte tantas veces como lo hice en aquellos tiempos que hasta intento no respirar para olvidar. Doy gracias a mi nuevo ser, más fuerte y más tuyo que mío por no dejarme caer, pero hace días que ya no te espero. Cuando es demasiado tarde sólo puedes huir hacia delante, y eso hago: tratar de emborronarte. Buena suerte en tu camino, nena.

Eso se acabó, hoy toca ser feliz. Y tú también.